"¿Qué has puesto para comer?
- ¡Oh! No te apures... El cocidito de siempre."


Tormento. Benito Pérez Galdós

domingo, 15 de junio de 2014

Experimentando con andares, texturas y sabores: unas manitas con marisco.


Es de sobra conocido el dicho: del cerdo hasta los andares. Nunca he sabido si quien ideó este adagio pensaba en lo garboso que resulta el trote cochinero o la deliciosa textura de sus manitas, al igual que tampoco he sabido por qué casi siempre se llaman manitas aun cuando su tamaño no creo yo que requiera el uso del diminutivo.

Hace tiempo que vengo dándole vueltas a mezclar la untuosidad de la textura de las manos del suido con algún crujiente y con el intenso sabor del marisco. Pero lo cierto es que uno no es muy ducho en estos diseños y me ha llevado cierto tiempo dar con una idea que llevar al plato. Comparto la idea por si alguien se atreve y sobre todo por si alguien se anima a mejorarla y compartir los resultados.

Ingredientes (para cuatro raciones):

Dos manos de cerdo
Media cebolla
Ajo
Laurel
Perejil
12 gambones (o langostinos grandes y, mucho mejor, carabineros).
Medio tomate maduro
Medio puerro
Dos escalonias (chalotas)
Brandy (medio vasito)
Aceite de oliva virgen
Sal
Pasta brick
Espesante, fécula o xantana (optativo)

Jugo de marisco

En una sartén con un poco de aceite de oliva virgen sofreímos la escalonia, un diente de ajo, el puerro y, por último, el tomate finamente cortados junto con las cabezas de los mariscos. De vez en cuando aplastaremos con la cuchara de madera las cabezas para que suelten todos sus jugos. Una vez sofrito, añadimos el brandy y flambeamos. Cuando se haya apagado el incendio, cubrimos con agua. Dejamos que hierva unos veinte minutos a fuego lento.

Colamos en el chino y el caldo resultante lo volvemos a llevar a ebullición hasta que se reduzca hasta un treinta por ciento. Si se quiere se puede añadir algún espesante, pero no se trata de obtener una crema, tan solo un caldo razonablemente ligado y concentrado. Este jugo de marisco, está basado en parte de una receta de Paco Roncero, que nada tenía que ver con las manos pero sí con un sabroso jugo de marisco.

Manitas

Cocemos las manitas en olla exprés una media hora con cebolla, dos dientes de ajo sin pelar, laurel y unas ramas de perejil. Dejamos que se templen un poco, más que nada para no quemarnos demasiado, y deshuesamos. Picamos las manitas a cuchillo en trocitos no mayores de medio centímetro.

Hacemos un machado de sal, ajo y perejil (medio diente de ajo y unas hojas de perejil) y lo mezclamos con aceite de oliva virgen. Se trata de obtener un aliño suave con los aromas del ajo y del perejil pero que no resulte muy fuerte.

Aderezamos el picadillo de manitas con ese aliño.

Cortamos unos rectángulos de pasta brick y hacemos una especie de canelón o de rollito cerrado por los extremos con la pasta brick rellena del picadillo de manitas. Horneamos unos minutos hasta que la pasta se dore.

El plato
Ponemos un fondo del jugo de marisco y el rollito encima. Decoramos con los cuerpos de los langostinos, gambones, carabineros o lo que hayamos usado cocinados a la plancha.

La idea del plato es jugar con las texturas líquida, crujiente y melosa del jugo, pasta brick y manos respectivamente y con los sabores del marisco y del ajo y perejil. En fin, esa es la idea… y el resultado júzguenlo ustedes sin piedad, que de las críticas se aprende.

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